miércoles, 19 de agosto de 2015

Trayecto accidentado

Esta mañana, en la continuación de nuestra ruta por el Sur de Marruecos, hemos vivido accidentes y riesgos innecesarios que han puesto en peligro nuestra integridad. Pero con nuestras ansias de supervivencia nos hemos librado de los malhechores y hemos salvado los accidentes con gran fortuna. Pero, como dijo Jack el destripador, vayamos por partes.

Amanecimos sobre las 8,30 de la mañana en un hotel lleno de mosquitos aunque, sospechosamente, pocos se atrevieron a probar nuestra dulce sangre a lo largo de la noche.

Después de un potente desayuno iniciamos la ruta hacia las gargantas del Dades, a la entrada de las cuales se encontraba nuestro hotel.
Las carreteras antes de llegar a las gargantas son estrechas y bordeadas por las ocres montañas y por edificios de arcilla deshaciéndose a ambos lados de la calzada. Además, los torrentes causados por las lluvias van deshaciendo poco a poco las montañas y dejando la carretera llena de pequeñas y no tan pequeñas piedrecitas.

Precisamente a causa de esos torrentes y debido al tráfico de vehículos de los últimos meses, hay una zona en la que unos diez o doce niños se afanan en arreglar la calzada tras el paso de los coches utilizando para ello unas palas más grandes que ellos mismos. A nuestro paso se acercaron a los coches y nuestros amigos les dieron unos dirhams sueltos y Marta y Juli les repartieron desde el coche unos chicles y unos caramelos que llevaban, dejando así a los niños contentos con tan poca cosa.
Ya desde lo alto de las gargantas la vista es espectacular, así que bajamos de los coches e hicimos unas cuantas instantáneas para la posteridad.

Emprendimos nuestro camino de vuelta a Dades y no tardamos en encontrar un tremendo despliegue policial con el que los agentes de la autoridad consiguieron desarticular una organización de malhechores especializados en el timo de la estampita versión marroquí. Resulta que van a la casa de un rico y le dicen que han analizado el Corán y que han descubierto que en su jardín trasero hay oro de un antiguo rico musulmán, oro que previamente han enterrado ellos la noche anterior, una vez que le demuestran que efectivamente hay oro le dicen que si quieren saber donde está el resto le tienen que pagar una cantidad indecente de dhirams o sino matar a un hombre o, en caso contrario arriesgarse a recibir una maldición fatal sobre él y sus descendientes. Sólo nos queda el agradecer a las autoridades marroquíes por disolver una célula con tanta maldad.

La conducción marroquí tiene un estilo muy particular y, básicamente, se calientan rápido al volante cuando no los dejan adelantar. En una estrecha carretera, nuestro amigo quiso adelantar a un camión que iba por el centro de la calzada a poca velocidad y pisó a fondo el acelerador. Los acontecimientos se precipitaron y ora cuando nos quisimos dar cuenta estábamos adelantando después de haber golpeado con fiereza la parte trasera del camión con nuestro coche. 
Kilómetros más adelante no nos qiedó más remedio que hacer un alto para arreglar los desperfectos que el topetazo había dejado en nuestro coche. Javi, Marta la exploradora y yo aprovechamos el parón para trepar la colonita que había a nuestras espaldas para descubrir así las bonitas vistas que se abrían al otro lado del muro.

Pasados tantos sustos y riesgos, nos dirigimos hacia Todra, donde se abre un verdísimo oasis que termina directamente en las famosas gargantas de Todra.
Antes, Hassan decidió parar en una casa de unos conocidos suyos en la que amablemente nos ofrecieron un té calentito. Allí, Javi y yo confirmamos nuestros motes marroquíes, Javi es más conocido por estas tierras y ya desde hace unos días como Ali Baba y yo soy Rachid Chow, un famoso comediante de la televisión marroquí cuya cara está repartida por carteles en todas las ciudades del país. La gente de Todra suele pedir regalos, según nos explicaron, y por eso, a pesar de haber dejado una generosa propina, un hombre decidió proponerle a Javi un cambio: su turbante de mujer por las gafas de sol de Javi, porque le hacían parecerse a Michael Douglas... Mejor que no. Se despidieron de nosotros con besos y nos fuimos, no sin antes pedirle a Alá que nos diese fortuna para todos. 
Ya casi arrancando una de las mujeres nos abordó para quitarle el movil a nuestro amigo y escribirle su número de teléfono en él. La conversación fue en árabe me pareció entender algo así como "te dejo mi número, llámame la próxima vez que pases por aquí, que no se te olvide, llámame". Sea como sea, estoy casi convencido de que estábamos presenciando en directo un ligoteo bereber de manual. 

Las gargantas son dos grandes muros que se levantan a los laterales de un estrecho camino por el que discurre un río casi cristalino.

Una vez más regresamos a los coches para continuar el camino hacia nuestro destino de hoy, recorrimos kilómetros y kilómetros por parajes sin mayor trascendencia, pasamos pueblos e hicimos alguna parada técnica más. Un tiempo más tarde encontramos un control en el que las policía había parado el coche de Julián, Marta, Javi y María, sospechosos de alguna cuestión que no conocemos. Seguimos hasta que recibimos una llamada alarmante en la que se nos informaba de que en el desierto había un viento importante, por lo que nuestros amigos nos recomendaron hacer una parada paa comprar ropa apropiada. Estamos pensando en presentar nuestra candidatura para algún Belén viviente del año que viene.

Pertrechados con nuestras nuevas pintas, seguimos el camino y nuevamente las serpientes (policías) volvieron a parar el coche para revisar documentos y demás. Algún delincuente debe andar suelto.

Efectivamente, al entrar al desierto había una tremenda tormenta de arena que impedía ver a unas decenas de metros y el viento no hacía más que aumentar. 

Con las ventanillas del coche ya cerradas llegamos a Erfoud, una de las capitales del desierto, donde nos llevaron a una fábrica en la que trabajaban fósiles. Resulta que este desierto fue un océano cuando el mundo era Pangea y por eso aquí se encuentran hoy en día tanto restos de seres prehistóricos fosilizados. Nos quedamos alucinados con todas las piezas que conseguían sacar de bloques de piedras fosilizadas y más aún cuando rechazaron en varias ocasiones la propina que le queríamos dejar en agradecimiento por la visita, tanto es así que cogimos unas tarjetas de visita y prometimos difundir sus productos entre nuestros conocidos en España y comprar cuando nos fuese posible ya que no tiene pinta de que Ryanair nos vaya a dejar llevar una pieza de 30kg en el equipaje de mano. Empezando a cumplir con nuestra promesa, os informo de que Morabit Marbre de Erfoud, hace unas piezas alucinantes.

Estamos ya llegando a nuestro hotel en el medio del desierto para emprender nuestro nuevo itinerario de hoy. Vamos por unas "pistas" por las que mi pobre Avaristo no duraría ni el primer asalto.

Es probable que nos quedemos sin wifi cuando volvamos a salir por la puerta del hotel hasta próximo aviso así que, queridos fans, tendréis que esperar a la próxima entrega de Boureberes para descubrir qué ha ocurrido con nosotros en las próximas horas. Insha'Allah.

Seguiremos informando.

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